Es un elemento que forma parte de las relaciones humanas, donde hay un desacuerdo entre dos personas. En el ámbito familiar, es normal que haya conflictos: la manera como se resuelven es lo más importante y acontece necesariamente una oportunidad de aprendizaje. A menudo se tiene una percepción negativa, porque se asocia a violencia, pero el hecho que haya un conflicto no necesariamente implica que acabe en una situación de violencia y no se tiene que ver como negativo. Por lo tanto, se tiene que ver el conflicto como una oportunidad para aprender a gestionarlo de manera positiva, y aprender a convivir y a relacionarse con los otros.

Es un fenómeno social que se da en un grupo clase y que implica un tipo de maltrato sostenido en el tiempo, que se caracteriza por una persecución física, verbal y/o social, siempre psicológica, que se origina en entornos educativos donde uno o más niños o jóvenes ejercen abuso de poder sobre otros.

Si el acoso se lleva a cabo mediante el uso de herramientas tecnológicas, toma el nombre de ciberacoso.

Se define como el uso de la fuerza o del poder para malograr el otro. Cuando hablamos de violencia no hablamos de conductas pacifistas ni amistosas, sino beligerantes y agresivas. Hay que destacar la necesidad de visibilizar determinadas conductas (el mote, el insulto, el empujón, el colleja, el puntapié, comentarios sexistas, etc.) que, a veces, normalizadas bajo la apariencia de una broma, pueden formar parte de un episodio de violencia o discriminación.