El acoso físico es probablemente la forma más visible de acoso. Incluye empujones, veces, agresiones con objetos y cualquier otro tipo de violencia física. Este tipo de acoso puede dejar heridas no solo en el cuerpo, sino también en la mente, puesto que a menudo va acompañado de un impacto emocional profundo.

El acoso verbal se manifiesta a través de insultos, motes, desprecios públicos y burlas sobre las diferencias físicas u otras capacidades. Es la forma más habitual de acoso y puede ser muy destructiva, puesto que las palabras tienen un poder inmenso para minar la autoestima y la confianza de una persona.

El acoso psicológico se basa en un trato que genera inseguridad y fomenta una sensación de temor constante. Las víctimas pueden experimentar una mengua significativa en su autoestima, sintiéndose continuamente enjuiciadas e inadecuadas. Este tipo de acoso es sutil pero extremadamente nocivo, puesto que puede llevar a problemas de salud mental graves.

El acoso social tiene como objetivo excluir y aislar la víctima del resto de su comunidad. Esto puede incluir desde la ignorancia deliberada hasta la difusión de rumores maliciosos. Las secuelas del acoso social son profundas, dejando las víctimas con una sensación de soledad y desamparo que puede durar mucho de tiempo.

El acoso sexual incluye comentarios inapropiados, tocamientos no deseados y otras formas de abuso sexual. Este tipo de acoso es especialmente traumático y tiene un impacto severo en la salud emocional y psicológica de la víctima.